¿Qué es la gamificación y cómo puede aplicarse al aprendizaje virtual?

Las formas tradicionales de aprendizaje ya no son suficientes para captar la atención de los estudiantes modernos. Por eso, muchas instituciones educativas buscan diferenciarse y dan lugar a innovación pedagógica tanto en el aula como en los entornos virtuales. 

Incentivar a las nuevas generaciones de estudiantes requiere de acción e ingenio. Una de las estrategias pedagógicas que comenzaron a adoptar las instituciones que brindan educación online es la gamificación. ¿En qué consiste y cómo puede aplicarse al aprendizaje virtual?

La gamificación: Un aliado en tiempos virtuales

La gamificación consiste en utilizar mecánicas de los juegos, en espacios y contextos fuera de lo lúdico. De este modo, funciona como una herramienta para incrementar la motivación, incentivar la interactividad y la socialización.

De acuerdo con lo estudiado por especialistas en la materia, la gamificación de contenidos educativos se transformó en una pieza clave en los entornos digitales de aprendizaje. Aplicaciones, sitios web, cursos virtuales, plataformas, entre otras, han adoptado las lógicas de los juegos como una norma a la hora de impartir clases y difundir conocimiento.

A su vez, está comprobado que este proceso impacta positivamente el proceso de aprendizaje. Según una encuesta de Talent LMS, casi el 80% de los estudiantes dicen que serían más productivos si su universidad fuera más parecido a un juego y más del 60% de los alumnos estarían motivados al tener un ambiente más competitivo.

(Fuente: ESOL México)

¿Cómo se puede incorporar la gamificación a las prácticas educativas?

Existen maneras que permiten introducir la gamificación en una plataforma virtual, por ejemplo:

• Crear un sistema de recompensas
• Crear retos
• Establecer metas y dar seguimiento al progreso
• Motivar una competencia que ayude a los estudiantes a superar sus límites

Para hacerlo de manera exitosa, el rol del docente es clave para guiar y marcar objetivos claros, motivar a los estudiantes, incentivar la participación, reflexionar en torno a estas nuevas prácticas y no dejar de indagar en los intereses que manifiestan los alumnos. Así, se puede procurar que el proceso de enseñanza sea dinámico, atractivo y entretenido para todos.

Aprender jugando tiene una serie de ventajas que convierten a esta metodología en una de las opciones más efectivas para todos los miembros de las comunidades educativas: promueve el trabajo en equipo, desarrolla la creatividad, fomenta la productividad y ayuda a la concentración, entre otras.

Romper los moldes

Desafiarse es siempre ir por más: crecer como profesional, mejorar como educador, innovar y dejar marca. Reconfigurar las prácticas docentes en tiempos en los que el e-learning acrecienta su popularidad y llega a más rincones del planeta, resulta indispensable para no estancarse.

La gamificación, como tantas otras técnicas y métodos que trajo la virtualidad, fue ganando terreno lentamente y en la actualidad resulta imposible elaborar contenidos educativos en entornos digitales que no estén atravesados por sus lógicas y diseños. 

Como formadores de los profesionales del futuro es un deber mirar con especial atención los consumos de contenidos, las prácticas de los jóvenes y lo que despierta su particular interés. En épocas de inmediatez, multi-tasking, estímulos visuales y sonoros ocupando cada espacio de la cotidianidad, apelar a la gamificación y otras estrategias de similares características es un camino innovador y estratégico.

Aprender haciendo, cometer errores, celebrar aciertos, compartir y cumplir metas es la mejor forma de incorporar aquello que fue enseñado. Solo queda una tarea: romper el molde y dar el salto.

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