Existen tantos modos de aprender como personas en el planeta. Es un proceso marcado por diferentes variables: intereses particulares, realidades sociales y económicas, aptitudes, acceso a las herramientas tecnológicas, por nombrar algunas.
Sin embargo, estas diferencias no siempre son consideradas y, la mayoría de las veces, la educación tradicional no rompe sus esquemas para amoldarse a esas realidades.
Diferentes especialistas del mundo han logrado establecer categorías a la hora de hablar de estilos de aprendizaje, para tratar de comprender cómo respondemos a ciertos estímulos y de qué forma nos comportamos en los entornos educativos.
¿Cuáles son las diferencias entre cada uno de ellos?
Aunque la lista es larga, vamos a centrarnos en los que conforman el sistema de representación de la información. Según este modelo, lo que más influye en el proceso de aprendizaje es la manera en que seleccionamos y recibimos esa información a través de nuestros sentidos. Así, son tres las categorías principales:
Esto nos marca que, dentro de los espacios educativos, no todos aprendemos de la misma forma ni recordamos igual lo que nos enseñaron. Incluso, dependiendo de las asignaturas o cursos que tomemos es probable que individualmente no experimentemos un único sistema. Y tú, ¿con cuál te identificas más?
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Con la infinita cantidad de herramientas virtuales y de dispositivos tecnológicos a los que tenemos acceso, nuestra vida cotidiana se ha modificado y, en muchos aspectos, se ha facilitado. Incluso, podemos decir que se volvió más inclusiva, como cuando hablamos de educación.
Redes sociales, plataformas de aprendizaje, cursos virtuales, foros de intercambio, tutoriales, tests, videoconferencias, por mencionar algunos espacios, se trasformaron en lugares de encuentro y de sociabilización. Pero no sólo eso, sino también en motores de conocimiento y de estímulos a nuestros sentidos, gracias a las múltiples imágenes, audios y textos a los que tenemos acceso de forma constante.
| Las nuevas tecnologías rompen las barreras del tiempo y el espacio, y así nos permiten, en muchas ocasiones, estudiar de forma gratuita. |
Pero ¿cómo repercute esa información en nosotros? Lo visual, lo auditivo y lo kinestésico toman, en los entornos virtuales, un valor agregado, potenciándose y fusionándose. Además, en conjunto, pueden enriquecer el proceso educativo, haciéndolo más personalizado. ¡Y divertido!
La inmediatez y el flujo permanente de información nos volvieron, entre otras cosas, usuarios más exigentes. Accedemos a los datos que nos interesan o interpelan, nos formamos en las áreas que deseamos y elegimos cuidadosamente lo que queremos consumir. Además, lo hacemos de acuerdo a la manera que consideramos más eficiente para nuestro proceso de aprendizaje.
Recordemos:
Las oportunidades de encontrar el estilo de aprendizaje que más se adapte a nuestras habilidades y necesidades están todas allí, al alcance de un clic y en más de un formato. ¡Internet lo ha hecho más fácil y divertido!
Descubramos nuestro estilo y probemos las herramientas, dispositivos y plataformas que mejor se adapten a nuestro modo de aprender.
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