Futuristas y expertos en envejecimiento y longevidad sugieren que las primeras personas que vivirán hasta los 150 años ya han nacido. Eso es mucho tiempo para vivir y trabajar, lo que nos hace preguntarnos: ¿Las carreras del futuro se extenderán hasta los 80 o 90 años? ¿Deberán cambiar los enfoques de aprendizaje? Estas no son solo preguntas hipotéticas.
Según un estudio de 2009, los bebés nacidos después del 2000 en los Estados Unidos y en otros países, tienen un 50% de posibilidades de vivir 100 años o más. En este nuevo mundo, resulta insuficiente pensar que podremos mantenernos solamente con lo que aprendimos en la universidad cuando teníamos 20 años. La mayoría de nosotros tampoco podremos dejar de trabajar a los 50 o 60, como hicieron nuestros padres y abuelos. Con carreras que duran más, tendremos que actualizar continuamente nuestros conocimientos y aprender nuevas habilidades.
Los cambios en el mercado laboral, las tecnologías y el entorno en general, podrían significar que en varios momentos una persona necesite cambiar de carrera y/o volver a capacitarse. Por lo cual, es poco probable que la carrera elegida a los 18 o 21 años, sea la misma con la cual una persona se jubile. Hace 20 años, la educación superior pensaba al “estudiante típico” como alguien entre las edades de 18 y 25 años. Ahora, las universidades han ampliado la programación educativa hacia los profesionales que trabajan y aquellos que están buscando recapacitarse para un nuevo trabajo o carrera, y el rango de edad de los estudiantes ha aumentado rápidamente. Pero, ¿hemos ampliado nuestra visión lo suficiente?
¿Qué significa hoy en día tener una carrera? Específicamente, ¿qué significa una carrera en un mundo en el que la vida laboral se extiende durante más de 60 años, incluso mientras la vida promedio de las habilidades aprendidas sigue cayendo a sólo unos 5 años? En el pasado, los empleados aprendían a adquirir habilidades para una carrera. Ahora, la carrera en sí es una jornada de aprendizaje.
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Ya vemos que las demandas en el mercado laboral están cambiando y lo seguirán haciendo. Los nuevos estudiantes deben estar preparados para lo que se viene, y los profesionales de ahora deben tener la oportunidad de actualizarse y de adquirir nuevas habilidades para seguir siendo relevantes en sus áreas.
"El aprendizaje debe durar toda la vida, no terminar con la graduación".
Las universidades ocupan un rol fundamental en estos temas. Para enfrentarse a las demandas que se avecinan, es imprescindible que comiencen a pensar en un nuevo ecosistema de aprendizaje. Éste debe ser lo suficientemente flexible para que los adultos puedan entrelazar armoniosamente el aprendizaje y el trabajo durante toda la vida, ESPECIALMENTE después de la graduación. Con creatividad y apertura al mundo actual, las instituciones educativas pueden llegar a convertirse en verdaderos centros de formación de trabajadores y profesionales capaces de enfrentar los desafíos del presente y del futuro.
Entonces ¿qué pueden hacer puntualmente las universidades para promover el aprendizaje para la vida? Aquí planteamos tres estrategias que pueden implementar:
Tradicionalmente, el aprendizaje se ha guiado por nuestra propia construcción social acerca de cómo debería ser la educación: Un camino lineal (o vertical) de conocimiento proporcionado por las instituciones educativas. En los últimos años, fueron surgiendo muchas preguntas con respecto a esta definición, ya que ha dejado de ser funcional a la situación actual.
Debemos comprender a fondo esta nueva generación de aprendices de por vida y que viven más años. Para adaptarnos a este panorama, es fundamental desarrollar programas académicos que sean extensibles hasta la vejez. Esto requerirá creatividad en la forma en que se imparten los cursos, con énfasis en la flexibilidad y la personalización. También requerirá creatividad en la forma en que se proporcionan todas las credenciales, desde títulos hasta certificados y credenciales digitales.
Para enfrentar estos desafíos, los líderes en educación superior necesitan una visión clara del futuro para poder diseñar estrategias acordes e inspirar a las organizaciones convencionales a pensar de formas no convencionales.
Con Griky, por ejemplo, las universidades logran implementar en 4 semanas, con marca propia, un ecosistema de aprendizaje permanente con más de 50.000 recursos educativos, que se conecta al sistema de formación tradicional.
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Los datos aportan información extremadamente valiosa. Para apoyar a los estudiantes en su viaje de aprendizaje, se necesitan datos sobre sus necesidades, metas y progreso. Al recopilar y analizar esta información a través de múltiples fuentes, las universidades no solo van a poder comprender, sino también mejorar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes.
También es imprescindible mejorar las herramientas de evaluación y las evaluaciones de aprendizaje previo, para conocer en detalle los conocimientos de cada estudiante. Estas evaluaciones deben estar enfocadas en responder: ¿Qué capacidades, conjuntos de habilidades y mentalidades tiene cada alumno? ¿Cuáles son sus lagunas en relación con los objetivos de aprendizaje? Utilizando herramientas de inteligencia artificial sobre las preferencias de los estudiantes, su desempeño académico y patrones de aprendizaje, se podrá asesorar y guiar a los estudiantes con respecto a las opciones que están disponibles para ellos según las diferentes etapas de sus carreras.
Las tendencias de contratación en las empresas están cambiando. Hoy, los candidatos deben demostrar sus habilidades en lugar de sus credenciales. Por eso, mantener los conocimientos y las habilidades actualizados es indispensable para seguir siendo relevantes en el mundo laboral, y también para estar preparados para potenciales cambios sociales y tecnológicos.
Para ello, es fundamental que las universidades desarrollen ofertas de educación profesional personalizadas de máximo impacto y que garanticen un aprendizaje continuo. La mejor forma de lograrlo es introducir carreras cortas o programas de microaprendizaje en temas de alta demanda, como la inteligencia artificial, la ciencia de datos, el análisis de datos y la programación de Python.
Esta alternativa permite a las personas estudiar o mejorar sus habilidades en un área industrial específica y de forma rápida, a la vez que genera un espacio para que los estudiantes egresados se puedan actualizar con cursos o nuevos módulos cuando lo requieran. Esta clase de programas de microaprendizajes ya se están implementado en muchas universidades. Se desarrollan a través de cursos online breves y asequibles, que brindan a los alumnos una certificación o insignia digital (conocidas como microcredenciales) cuando completan el curso. Los cursos se desarrollan por partes, para enseñar y luego evaluar la competencia en una habilidad en particular.
Las microcredenciales van de la mano con un enfoque basado en competencias, juzgando las credenciales de las personas. Con este tipo de educación, los estudiantes pueden continuamente actualizarse cuando, donde y como puedan. De esta forma, los estudiantes sienten que tienen el control de su aprendizaje, lo que crea un mejor entorno para absorber y retener información.
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Si en un futuro cercano el promedio de vida será de 100 años, es seguro que vamos a necesitar estudiar más y en diferentes etapas de nuestras vidas. Sabiendo lo que se viene, los métodos de enseñanza tradicionales no serán los más adecuados siempre. A pesar de que siguen teniendo su importancia, la innovación veloz en el mundo real los está volviendo obsoletos.
La educación superior debe reinventarse para ofrecer conocimientos y experiencias de calidad en el viaje educativo de cada estudiante, para conectarse con sus pasiones y ayudarlo a seguir siendo relevante en un mundo que está en constante cambio. Para ello, es clave el diseño de un nuevo ecosistema de aprendizaje que aborde las nuevas demandas cambiantes y garantice una capacitación que sea funcional a vidas laborales más largas.
¿Existen otras acciones que pueden realizar las universidades para estar preparadas para lo que se viene?
Por supuesto que sí. La creatividad no tiene límites. Eso sí, es importante que estén alertas de lo que sucede día a día para poder adaptarse a las circunstancias y ofrecer una educación de calidad que sea realmente relevante para todos y cada uno de los estudiantes.