El desarrollo profesional y la educación continua son dos caras de la misma moneda: aprender y formarse a lo largo de toda la vida es lo que nos permite participar de una mejor manera en nuestras comunidades y aportar crecimiento.
Gracias a los avances que experimentan las tecnologías de la información y de la comunicación, la educación online aparece como el mejor aliado, sobre todo si consideramos la “nueva normalidad” impuesta por la pandemia de COVID-19 y cómo ese contexto aceleró la digitalización en las organizaciones de todas las industrias.
Esa virtualidad fue, de hecho, la que permitió y aseguró que muchas personas sigan estudiando o trabajando en este particular 2020. No sería errado suponer que, entonces, llegó para quedarse.
¿Por qué cada vez más personas eligen educarse virtualmente?
Más allá de las múltiples ventajas que ya sabemos que tiene es cierto que la educación online puede implicar algunos desafíos para los estudiantes. Nos referimos a las habilidades necesarias para utilizar y amigarse con todas las herramientas tecnológicas y aplicaciones, así como la capacidad de interactuar de forma remota con otros estudiantes y profesores.
Superados algunos desafíos queda claro que los alumnos que eligen estudiar a distancia se benefician de diversas maneras. ¿Cómo?
La educación online, paradójicamente, logra acortar distancias: es extremadamente versátil, democrática y se potencia día a día con los avances tecnológicos. Así, la modalidad remota permite –tanto a los graduados que quieren seguir aprendiendo, como a aquellos que están iniciando su camino– a adquirir herramientas y habilidades digitales para los trabajos del futuro. Y, claro, también fortalecen sus conocimientos y mejoran sus tomas de decisiones.
La pandemia de COVID-19 modificó el mundo para siempre y una de las mejores maneras de prepararse para la recuperación y trabajar en la readaptación, consiste en pensar y entender estos nuevos paradigmas.
Los procesos de enseñanza y aprendizaje se rediseñan en esta era digital a partir de un uso intensivo y responsable de la tecnología. En ese sentido, la educación online también implica una mayor inclusión y oportunidades para todos: disminuir la brecha digital en pos de la equidad.
Al mismo tiempo, estas nuevas formas de aprender, ayudan a desarrollar el pensamiento crítico, fortalecer el trabajo en equipo y estimular las habilidades, actitudes y emociones que requiere convivir en contextos sociales heterogéneos, cambiantes y saturados de información como los actuales.
Hoy, los alumnos quieren que las instituciones les brinden la posibilidad de formarse a distancia como opción y garanticen mecanismos de apoyo psicológico y socioemocional en todo momento, para asegurar el bienestar estudiantil.
Siempre de la mano de la tecnología, la innovación y el conocimiento compartido.
La educación online llegó para quedarse.
¿Cómo brindar el mejor contenido educativo de manera virtual?