La forma en que trabajamos, las habilidades que necesitamos para prosperar laboralmente y las carreras profesionales están evolucionando rápidamente. Estos cambios, impulsados por la innovación tecnológica, la demografía, los modelos de negocio cambiantes y la naturaleza del trabajo, están alterando significativamente las habilidades que demanda el mercado laboral. Esto supone un gran desafío como sociedad, ya que mucha gente no está preparada para adaptarse a este nuevo panorama.
McKinsey estima que para 2030, al menos 6 millones de puestos de trabajo calificados podrían quedar sin cubrir debido a la falta de talento calificado. Además se calcula que entre un 30 y 40% de todos los trabajadores de países desarrollados necesiten cambiar de ocupación o al menos mejorar sus habilidades de manera significativa.
En otras palabras, no es que vaya a haber escasez de oportunidades laborales, sino de habilidades. Se entiende este desafío como una brecha entre habilidades demandadas en el mercado laboral y habilidades que poseen los trabajadores y profesionales. Es aquí donde las universidades pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar a reducir esta brecha.
No es que vaya a haber escasez de oportunidades laborales, sino de habilidades.
Las habilidades demandadas en el mercado laboral están cambiando. Actualmente, la brecha de habilidades se puede resumir en dos categorías:
Alrededor del 66% de los empleos creados en la última década requieren de habilidades digitales moderadas a altas. Incluso los estudiantes universitarios reconocen la importancia de aprender esta clase de habilidades durante sus carreras.
En este sentido, de acuerdo con el último reporte de Gartner, estamos frente a tres grandes tendencias impulsadas por la digitalización y los avances tecnológicos:
Considerando esta situación, muchas empresas observan con preocupación que las habilidades actuales de sus empleados no están siempre preparadas para el trabajo del futuro. Incluso, en muchos casos los empleados carecen de las habilidades necesarias para satisfacer las demandas del mundo actual. Esta falta de habilidades ha aumentado la necesidad de capacitación, recapacitación (reskilling) y mejora de las competencias (upskilling) a lo largo de la carrera de una persona.
Varias grandes empresas ya están abordando esta cuestión. Por ejemplo, Amazon, JPMorgan Chase y Walmart se comprometieron a invertir en programas de capacitación para trabajos con tecnologías y habilidades técnicas de alta demanda, entre otros.
El acceso a la educación se incrementó drásticamente en las últimas décadas. Los jóvenes de hoy tienen más años de educación y son muchos más los que se benefician de una educación universitaria, en comparación con las generaciones anteriores. Sin embargo, sus oportunidades en el mercado laboral están disminuyendo.
Entre los resultados arrojados por la encuesta de Strada Gallup 2018, solo el 11% de todos los empleadores cree que los graduados universitarios cuentan con las habilidades necesarias para realizar un trabajo. Por ejemplo, muchas empresas ubicadas en España, Estados Unidos, México e Italia tienen dificultades para encontrar talento para cubrir sus vacantes. Esto se debe principalmente a que el mercado laboral ha cambiado para incorporar nuevas tareas y ocupaciones, haciendo que las habilidades adquiridas en las universidades pronto se vuelvan obsoletas y/o requieran de un ciclo constante de aprendizaje efectivo y reaprendizaje.
El mercado laboral cambió, pero la formación universitaria no lo hizo a la misma velocidad.
Este destiempo le cierra muchas puertas laborales a los graduados. En otras palabras, esta desconexión entre las personas y las oportunidades de empleo se explica por la desalineación entre las habilidades para las que se capacitan las personas en las universidades y las que exigen los empleadores.
Entonces, ¿cómo pueden hacer los graduados para estar mejor preparados para el mercado laboral actual y qué pueden hacer las universidades para abordar las brechas de habilidades?
Para que la educación superior supere la brecha de habilidades y garantice a los graduados universitarios una óptima incorporación a la fuerza laboral, se deben abordar tres preguntas:
Esto es solo el comienzo. A partir de estas preguntas se deben repensar las prácticas universitarias y sus modos.
WeForum hizo una propuesta de cambios que las universidades pueden hacer, aquí los comentamos y complementamos con nuestras perspectivas para disminuir la brecha de habilidades laborales:
Es fundamental que las universidades comiencen a reinventar sus planes de estudios, objetivos y estructuras para suplir las competencias fundamentales requeridas para el futuro.
La interdisciplinariedad debe convertirse en un pilar fundamental de todo lo que enseñan, a fin de que los estudiantes puedan resolver problemas del mundo real, independientemente de la carrera que sigan. Para ello, deben revisar cómo sus programas educativos se vinculan con las necesidades de las empresas, los procesos que utilizan, las herramientas disponibles para medir la calidad y la eficacia, y las formas en que se documenta o acredita la adquisición de habilidades.
Es imprescindible ir más allá de la estrategia de aprendizaje clásica para fomentar habilidades duraderas como el pensamiento crítico, la creatividad para la resolución de problemas, la colaboración eficaz, la comunicación y la codificación, habilidades que pueden transferirse a diferentes contextos, incluso aquellos que son nuevos, desconocidos y no aprendidos. Para lograrlo, estas habilidades deben ser una parte explícita del plan de estudios, permitiendo que los estudiantes las apliquen en contextos profesionales.
A continuación, se incluyen algunos consejos a tener en cuenta al momento de crear programas de mejora de las competencias:
También leer: 4 cambios que necesitan hacer las universidades para reinventarse
Históricamente, la enseñanza universitaria ha estado centrada en cursos formales y estáticos impartidos por un docente. Lamentablemente, estos cursos no reflejan de forma sincera cómo aprenden los alumnos. La educación de hoy debe enfocarse cada vez más en ayudar a las personas a aprender a aprender para toda la vida. Eso significa construir una cultura de aprendizaje que se enfoque en buscar, filtrar y compartir los conocimientos más significativos y actuales, sin dejar de lado el diseño de experiencias atractivas que faciliten la internalización inmediata de los contenidos.
Este nuevo enfoque de la cultura de aprendizaje requiere introducir planes de estudios orientados hacia la curaduría de experiencias de aprendizaje continuo. En este sentido, es fundamental que los educadores estén dispuestos a adaptarse a este nuevo paradigma y abracen las ideas de automatización, robótica y algoritmos.
Artículo recomendado: Curadores de conocimiento, los nuevos superhéroes
El ritmo de la innovación y el cambio tecnológico es vertiginoso, y los estudiantes demandan estar a la altura. Por eso, las universidades deben ayudarlos a desarrollar las habilidades que necesitan, mediante la adopción de un enfoque más ágil, que ofrezca ciclos más cortos de aprendizaje y credenciales que se puedan combinar entre sí.
Estas son solo algunas ideas que se pueden implementar para agilizar el ritmo de las ofertas académicas en las universidades:
También leer: El futuro de la educación superior según los expertos: Tendencias y predicciones
Las universidades tienen la oportunidad de convertirse en líderes en la revolución de la mejora de habilidades al trabajar con empresas que son expertas en las habilidades más demandadas. Al asociarse con estas empresas, las universidades no solo ayudan a llenar las brechas críticas de habilidades en la fuerza laboral, sino que también abren la puerta a un mercado de estudiantes sin explotar. Algunos ejemplos:
La visión de estas colaboraciones entre universidades y empresas es muy clara: Brindar a los estudiantes la capacitación que necesitan para unirse a la fuerza laboral después de graduarse, a la vez que aportan a los empleadores una gran cantidad de talentos calificados con los que crecer.
Aunque el modelo tradicional de educación superior muchas veces tiene dificultades para adaptarse rápidamente para satisfacer las necesidades que exige el mercado laboral, al asociarse con empresas para brindar oportunidades de mejora de las habilidades de los empleados, las universidades no solo pueden ayudar a reducir las brechas críticas de habilidades en la fuerza laboral, sino también abrir la puerta a un mercados de estudiantes sin explotar.
Estamos viviendo una era de constantes cambios y evoluciones. Las nuevas demandas en el mundo laboral y la vertiginosa digitalización que se expande a nivel global, crean en los estudiantes y graduados universitarios la necesidad de adaptarse a las circunstancias actuales y estar preparados para lo que se viene. Por eso, el rol de las universidades es fundamental: Su prioridad debe estar en preparar a los estudiantes para que desarrollen las habilidades demandadas en la fuerza laboral.
Muchas instituciones educativas ya están encaminadas. Las microcredenciales, los horarios flexibles y las colaboraciones con empresas, se hacen cada vez más presentes para cerrar la brecha de habilidades.
¿Qué otras medidas podrían evaluar las universidades para generar un impacto en sus estudiantes e integrarse a las necesidades de los trabajos del futuro? Las posibilidades hoy en día son infinitas. La clave es que las instituciones sean receptivas a las demandas que se aproximan y puedan repensarse para evolucionar, de la misma forma que lo hicieron los distintos ámbitos laborales.
Otras fuentes consultadas: